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Qué es la Slow Life y cuál es su historia

El movimiento o filosofía “Slow life” (Vida lenta en inglés) se originó en Italia a finales de la década de los años 80 del siglo pasado. En concreto, el sociólogo y crítico gastronómico Carlo Petrini encabezó en 1986 una campaña de movilización contra la apertura de una conocida empresa de “fast food”, o comida rápida, en plena Plaza de España, en Roma. 

 

Por contraposición, Petrini y sus seguidores pusieron en marcha el movimiento “Slow food”, o comida lenta. Su objetivo es defender y reivindicar la gastronomía tradicional y local, y practicar un modo de alimentarse más tranquilo y sosegado que permita disfrutar de sus platos y, en general, de la vida. 

 

El movimiento “Slow food” pronto llegó a decenas de países de todo el mundo, donde cuenta con miles de seguidores. Además de restaurantes con el símbolo de un caracol para identificarlos, ciudadanos normales elaboran y degustan en sus hogares la comida de forma “slow”. Además, las asociaciones de este movimiento organizan ferias gastronómicas, entre la que destaca la del Salón del Gusto, en Turín (Italia).

 

El éxito del concepto ha supuesto que se haya extendido a otras situaciones de nuestra vida cotidiana, de manera que ya no solo se habla de la “Slow food”, sino de una “Slow life” en general. Como puede verse a continuación, la “Slow life” cuenta con varias modalidades que se practican en todo el mundo.

 

Slow cities, vivir las ciudades sin prisas

 

Paolo Saturnini, alcalde de la localidad italiana de Chianti, se basaba en el concepto de su compatriota Carlo Petrini para crear en 1999 el movimiento “Cittaslow”. En las “Slow cities”, o ciudades lentas, se ofrece a sus habitantes una mayor calidad de vida a través de la tranquilidad, el disfrute de los espacios verdes o la vida en la calle. Diversas localidades de todo el mundo se han unido a este movimiento, entre ellas las españolas de Rubielos de Mora (Teruel), Mungia (Bizkaia), Begur (Girona), o Bigastro (Alicante).

 

Slow home, casas más sostenibles y amigables

El movimiento “Slow home”, “Casa lenta”, impulsado por los arquitectos John Brown y Matthew North, sostiene que las casas mal construidas son como la comida rápida. Por ello, proponen un tipo de edificios bien construidos, que piensen en la calidad, en las personas y en el medio ambiente.

 

Slow travel, viajar para disfrutar sin estrés

 

Los lugares turísticos masificados, los paquetes todo incluido y o el visitar los sitios a todo correr son una forma más de la “Fast life” en la que se ha convertido nuestra actual sociedad. Por ello también ha surgido gente que propugna el “Slow travel”, el “Viaje lento”, para conocer, disfrutar e integrarse en los sitios a los que se viaje, sin estrés ni estresar a sus habitantes.

 

Slow fashion, vestir sin usar y tirar

 

El consumo acelerado y masivo de la moda convencional, del usar y tirar, con el consiguiente impacto en el medio ambiente, también tiene su contrapunto en la filosofía “slow life”. 

 

La “Slow fashion”, o “Moda lenta”, apuesta por un tipo de ropa de calidad, duradera, producida de forma local, y que no haya que sustituir al de poco tiempo. En España se puede encontrar el movimiento “Slow Fashion Spain” para promover este tipo de moda sostenible.

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